Entré a trabajar en Ventós una primavera de 2006. Una única entrevista fue suficiente para que me contrataran como responsable de la posición que entonces se llamaba “Customer Service”.
Al poco de empezar, ya me vi immerso de lleno en una adictiva vorágine de productos de nombres impronunciables, proveedores de países exóticos, y clientes con preguntas interminables sobre complejas legislaciones.
Por aquel entonces, estábamos en la enmienda 42 de IFRA, pero la mayoría de clientes no nos requerían certificados IFRA. En Europa todavía funcionábamos con “Directivas” en vez de “Reglamentos”. El Reglamento REACH ya estaba redactado, pero todavía lo mirábamos con incredulidad: ¿Cómo íbamos a llevar a la práctica esas 500 páginas? Las fichas de seguridad las entendía casi todo el mundo, los pictogramas de peligro eran naranjas y había “sustancias” y “preparados”. Las “mezclas” se reservaban para el bartender.
En los últimos 15 años es innegable que el escenario regulatorio de nuestro sector ha cambiado, del mismo modo que ha cambiado todo lo demás. Y no solamente ha cambiado el escenario sino que también lo ha hecho la función misma de los departamentos de Regulatory en las empresas.
No son pocos los proyectos de nuevos productos que nacen a raíz de una nueva restricción legal y ningún nuevo producto o proceso se pone en marcha sin haber estudiado sus riesgos a nivel regulatorio.
El auge de los productos obtenidos por bioprocesos (como nuestra gama de Bionats) es buena muestra de ello. Igual que nuestra Canela Hojas sin Safrol, que fuimos los primeros en introducir en el mercado allá por 2010.
También hemos visto un cambio cultural: hoy en día muy pocos discuten la importancia y la necesidad de trabajar para asegurar la protección de la salud de las personas y del planeta.
Las discrepancias no están el el QUÉ motiva la regulación sino en el CÓMO se regula. En este sentido, en los próximos años tendremos que estar atentos a cómo se van concretando en ley los ambiciosos objetivos de la Chemicals Strategy for Sustainability* de la UE, que va a impactar en gran medida a nuestros productos.
Siempre explico que una de las cualidades necesarias para exceler en el trabajo de Regulatory es la creatividad. Las normativas que hemos ido incorporando son tantas y tan complejas (a veces incluso contradictorias entre sí), que su implementación requiere no solamente un profundo conocimiento de la materia sino también de soluciones creativas
Hoy en día muy pocos discuten la importancia y la necesidad de trabajar para asegurar la protección de la salud de las personas y del planeta.
Creatividad, a la vez que rigor y sentido común es lo que necesitaremos para encarar un futuro en el que la legislación no hará sino endurecerse. Requerimientos relativos a la sostenibilidad de los productos, Reglamentos REACH que se multiplican,… en Ventós estamos listos para el desafío.